Una vez más, Manoly Naranjo nos demuestra la gran calidad que posee como poetisa de la sensibilidad y el amor.
Este poemario, Yo, sensual, es una muestra más que palpable de su buen hacer a la hora de escribir poemas que rezuman sentimientos, emociones, una fuente de inspiración inagotable que surge de su corazón para enriquecer las almas de los lectores que la seguimos.
En esta ocasión toda su capacidad se vuelca para dar un paso más allá: todo el amor y la sensibilidad que expone en estos poemas va deviniendo poco a poco en pasión, una pasión desbordante que lo va arrollando todo en un torbellino que conduce a una sensualidad que, sin caer en la carnalidad del erotismo, ofrece un acercamiento sutil a este, una idea suave, delicada pero intensa, forjando un volcán en el que se derrama la lava sin que llegue a quemar, formando un éxtasis derivado en exclusiva de todo el amor que brota de un espíritu tan libre como atado a ese sentimiento que todo lo completa, que todo lo abarca, dándolo todo de sí misma para demostrarnos que se puede conseguir una sensualidad extrema, una emotividad inagotable, sin necesidad de caer en la materialidad tradicional, exponiendo todo sin mostrar nada.
A lo largo de los versos que componen este libro se van desgranando cada uno de los elementos que caracterizan a Manoly como una mujer versada en la poesía más cercana a lo sensible, ofreciendo una visión casi espiritual, diríase en ocasiones nirvana, de lo que brota de su interior cuando piensa en el amor y en su signifcado más pleno, más completo; su espíritu ofrece al mismo tiempo la pasión y la sencillez, la bondad y el sentimiento que la ata a aquellos a quienes ama con una fuerza, con una fereza, que me recuerda, en algún momento, a Belit, la reina de la costa negra creada por Robert Ervin Howard. En la obra de Manoly va implícito este concepto de sensualidad que lo abarca todo, que lo llena todo, imbuyéndolo de unas sensaciones que arrastran al lector a una vorágine de emociones imposibles de contener.
Por momentos aparecen toques de Lorca, uno de los grandes poetas de los que Manoly hereda su habilidad para plasmar sobre el papel toda su lírica, toques que maneja con una soltura magistral.
Yo, sensual es una obra que no debería faltar en la estantería de ninguna persona que aprecie lo más profundo del ser humano…
José Francisco Sastre García