Me llamo Irina Ivanovich Lavorovna y trabajo para la Oficina de Enlace Espacial (SLB, en anglo o inglés antiguo). Ya sabéis, ese invento que se sacaron de la manga los chicos listos de las Naciones Unidas para mantener a raya toda actividad extraterrestre en nuestro planeta. No es que incordien demasiado, pero tampoco os gustaría que les permitamos pasearse por aquí cuando les venga en gana, aunque sea para hacer turismo…
Nuestras mutuas relaciones son la guinda de un pastel llamado “futuro” que solo unos pocos disfrutan. El mundo del mañana, como lo califican pomposa mente, tiene muy mal aspecto. Y solo faltaban <<Ellos>> entrometiéndose en nuestra vida diaria para acabar de liarla. Por lo general tienen buenas intenciones y no nos quieren fastidiar. Bueno, algunos sí. Otros, en fin, no hay
quien les entienda…
Pues así están las cosas. Solo faltaba que a uno de esos <<espacianos>> se le ocurriera esfumarse delante de nuestras narices, dejándonos entre manos un incidente diplomático a nivel galáctico. Tanto, que enviaron a otro en su búsqueda, una entidad bastante expeditiva si me dejáis añadir: su intención era ejercer las oportunas – y definitivas – represalias si no aparecía en un plazo asignado. Como os podréis imaginar, los mandamases supremos de la SLB se pusieron histéricos.
Oh, se me olvidaba. Y encima, le encargan a una servidora que le acompañe. ¿No os parece genial?