El autor dice: «Me gusta el tango y me siento tan identificado con sus letras que a veces pienso que se escribieron para mí. Lo mismo pretendo con estas letras que escribí: busco que alguien, que alguno, que uno, al menos, las lea, las comprenda y se sienta identificado con ellas…». Y aclara después: «Pero no se confundan ustedes, este libro NO ES UN MANUAL DE AUTOAYUDA, aquí no se narran bonitas historias con final feliz, sino todo lo contrario: son historias crudas, amargas, desesperanzadas e irresolubles; historias que hablan de soledad y desamor y que acostumbran a tener un final desgraciado, como suele ocurrir en la vida real; de hecho, no recomiendo que lo lean personas con tendencias depresivas y/o autolíticas.