El Caleidoscopio: Criaturas hibernales y demás temperamentos es un libro de contrastes.
La abundancia y la escasez en su placidez o rebeldía -conceptos que se relativizan gradualmente- se hallan presentes en las situaciones y observaciones que componen las cuatro partes principales que lo conforman, ya sea desde una perspectiva sentimental, natural, social, intimista…
La voz callada, el grito apasionado, el huracán o la brisa que a nadie son ajenos se entrelazan. El amor, la ausencia, el reencuentro o la lucha se presentan en múltiples facetas. La naturaleza, sus estados, así como sus variados habitantes presentan a menudo un paralelismo del que su observación no puede dejar de reconocer su inevitable cercanía al ser humano.
Conceptos como los mencionados intentan retratarse en muchas ocasiones a través de la naturaleza misma y por ende también de sus criaturas, hasta las más humildes, las que tanto podrían mostrarnos más allá de una quizás aparente irrelevancia.
A buen seguro, la observación y la sorpresa son conceptos que se aúnan en estas páginas de múltiple colorido, como un caleidoscopio que a todas partes mira y en todas direcciones quisiera enfocarse.
Los fragmentos enfocados, aunque diversos, pudieran esperar acaso captar la intuición de esos contrastes que se complementan más allá de semejanzas o diferencias.