llevado de niño al «Templo Perdido» para ser consagrado a los dioses del sol.
Su casa familiar, desde antiguo, entregaba a su primogénito al servicio del faraón, una generación militar, otra sacerdotal. Su vida cambiaría con el mensaje que trajeron a su madre dos mensajeros del dios de Abraham.
Set debería ayudar al patriarca de la tribu de «Levi». Aarón, quien era por derecho el portador del báculo de Jacob y el manto de Abraham.
Raquel, sacerdotisa como Sara, mujer de Abraham. Como Rebeca, mujer de Isaac, robó el báculo del templo del Dios «El» (Elohim) junto a su marido Jacob. Con ese báculo, Jacob se enfrentó al dios de su padre y abuelo, venciéndolo en una sola noche, de ahí que el dios de Abraham le pusiera por nombre Israel, ¡aquel que venció a Dios!
Set, mediante su conocimiento aprendido en el «Templo Perdido», ayudó a Aarón y a su hermano Moisés a sacar al pueblo del Dios de Egipto, llevándolos a la tierra que Dios mediante su pacto con Abraham le concedió.
Dirigió la construcción de la pirámide que le fue ofrecida al faraón en la décima «plaga», anterior a la muerte de los primogénitos de Egipto, acabándola con dieciocho años. Luchó en las murallas de Jericó y las de «Ahí» junto a sus hijos.
Esta fue su historia, una historia que quedó borrada de todo escrito. Por sus enfrentamientos con Josué y Moisés.
Tal como fue contada —mediante sueños— se ha escrito.