En este libro, el autor quiere que el adolescente, a través de las preguntas que hay en él, se pregunte quién es, qué quiere en la vida, cómo le gustaría invertir su tiempo para atraer y alcanzar todo aquello que sueñe. Valorándose tal como es, no por lo que hace. Que se ame profundamente y que actúe desde el corazón, dejando la mente a un lado, pero no por ello dejando de hacer las cosas desde la razón y el sentimiento. Siendo coherente con sus palabras y actos. Teniendo claro sus objetivos y poniéndose en marcha para conseguir todo aquello que se proponga.
Respetando a la familia, a los amigos y al prójimo tanto como a él mismo, al igual que a la naturaleza. Haciendo de su vida un sueño, lleno de milagros y cosas buenas. Y que si alguna vez suceden cosas «malas», que no le gusten o decepcionen, acepte que las cosas pasan por alguna razón que desconoce, siendo este el gran misterio de la vida. Sabiendo que en la aceptación, en lugar de en la resignación y el lamento, está el verdadero camino del disfrute y del entendimiento. Aprendiendo a expresar y compartir sus sentimientos.
Que crea en sí mismo, que invierta en su desarrollo personal, en tener paciencia, en incrementar su sabiduría, en experimentar el perdón verdadero y el agradecimiento eterno. En ser consciente de su actitud y aptitud para saber superarse cada día, sintiéndose alegre y entusiasmado por la vida, sabiendo que a veces hay momentos para la alegría y otros para el lloro o para pasar un duelo. Pero que, más tarde, haya que ponerse en pie, arrancando de nuevo con buen paso, sin miedo, sin cargas, sin ataduras, solo con amor hacia uno mismo y hacia los demás. Y que desempeñe su don y propósito de vida, motivado y con ilusión, y que lo ponga al servicio del mundo. Sintiéndose libre y lleno de amor, sabiendo que, de esa forma, es como uno vive en paz y armonía con el mundo y consigo mismo.