Hasta que mi Ítaca se hundió, no sabía que las islas podían desaparecer sin dejar rastro. Más tarde comprendí que las islas a veces se hundían, preferían esconderse bajo el agua y dejar de existir. La gente dice que la verdadera Ítaca es la infancia, pero ¿qué hacer cuando no hay sitio al que regresar? Tras un dramático suceso, María se marcha de casa y comienza a volar por el mundo. Durante ese tiempo entre las nubes, evoca de manera nostálgica su isla perdida en la que sucedieron tantas cosas que marcaron su vida. Se pregunta si volverá a ver a Leo, un chico solitario con el que vivió una historia de amor y amistad en los años ochenta que los unió en un vínculo irrompible. La desaparición de Leo sin dejar rastro lleva a María a iniciar una búsqueda en un laberinto de nostalgia del que no logrará salir hasta que lo encuentre. En ese mismo laberinto se esconden otros secretos del pasado y de la vida de sus padres. Una historia de maduración y de pérdidas, de los golpes del destino y de familias imperfectas.
Un encuentro con la nostalgia en un viaje de vuelta a la naturaleza y a la vida.