“Cainitas” es una novela sobre la realidad del ser humano. Es un relato de nombres, de protagonistas que no son perfectos sino pecadores. En la narración se mezclan las intrigas políticas y los festivales benéficos, la verdad y la mentira, la justicia y la injusticia, los procesos populares y los judiciales, los jueces y los reos. Es una historia de racismo, de exclusiones, de caídas colaterales; es la historia de la relación de un niño, de un joven, de un adulto con su iglesia y con su pueblo. Todo ocurre en un lugar pequeño pero significativo. Nada extraño, por otra parte, pues es lo mismo que puede ocurrir y ocurre cada día a mayor o menor escala, aquí o allá. Finalmente, es la historia del ser humano, de cualquier ser humano, de todo ser humano que, viviendo el amor y el desamor, constata su realidad errática y la de los otros, y desea la reconciliación de todos y cada uno consigo mismo, con los demás y con el Supremo Creador, aunque para eso se deba atravesar el duro recorrido de la conversión. La caída de un rayo en una tormenta atípica fue el detonante que precipitó los acontecimientos que aquí se relatan y que sirvieron de catarsis conveniente individual y colectiva.