En la historiografía de la ciencia persiste una tajante distinción entre la física aristotélica de las causas y la física de la experimentación moderna, así como una especie de “vacío” entre estos dos modelos. Este “vacío” tiene su punto más fuerte en el uso del lenguaje matemático que representar las variaciones cuantitativas y cualitativas del movimiento. No obstante, algunos autores medievales como Ramon Llull, que supuestamente trataban temas considerados extra-científicos, formularon las bases para que fuera posible la recepción del lenguaje matemático. Esto implica la continuidad entre el lenguaje de la física aristotélica y el lenguaje matemático basada en dos grandes cambios: la aparición durante el siglo XIII de una nueva perspectiva acerca de la cuantificación y las relaciones entre los objetos aplicada al movimiento; y la discusión atomista que indaga por las partes mínimas que componen a la naturaleza.