Al humorista Antonio Madrigal lo que de verdad le hubiera gustado dibujar y presentar a los lectores sería un libro dedicado a la felicidad de la gente en verano: niños jugando en la playa, bellas muchachas en bikini entre las olas y personas sonrientes y confiadas de vacaciones y viviendo la vida.
Pero ha tocado confinarse este año, de innombrable pandemia que todos estamos soportando. «Me confinaron, me perimetraron y me estabularon», dice él.
Fruto de esta encerrona es el presente libro, algo muy diferente.
Madrigal nació en Melilla, pero él se considera segoviano, pues en esta tierra castellana ha vivido y trabajado, aquí formó una familia y de aquí son sus dos hijos y muchos de sus mejores amigos.
Es pintor y humorista, y viceversa, que tanto monta.
También es licenciado en Derecho y periodista, y ha trabajado en los mejores diarios y publicaciones de España (El País, Diario-16, Informaciones, Nuevo Diario, Cambio 16,etc.). Mención especial habrá que hacer con La Codorniz, revista decana del humor español donde colaboró diez años formando equipo con su redacción, capitaneada por el gran Álvaro de Laiglesia. Madrigal afirma que se considera un hijo de La Codorniz, más bien un huevo.
Hay que hacer otra mención especial a El Adelantado de Segovia, veteranísimo diario de la bella ciudad del acueducto romano. Allí lleva más de 45 años tomando el pulso a la ciudad y a España entera de paso.
Madrigal ha sido abundantemente galardonado: Premio Mingote 1999, Premio Internacional Portocartoon World Festival 1999 (Oporto, Portugal), Premio Francisco de Cossio de Periodismo (Junta de Castilla y León, 2002), Catedrático de Humor honorífico (Instituto Quevedo, Universidad Alcalá de Henares 2002), Notari del Humor, (Universitat D´Alacant 2027), Viñetas para la Democracia (publicación y exposición en El Congreso de los Diputados, 2018, Premio Elgar a la trayectoria periodística (Asociación de la Prensa de Málaga, 2020), etc.
Ha publicado seis libros, colaborando en televisión y en campañas culturales. Fundador de la revista de humor El Cochinillo Feroz (junto a Moncho Alpuente, Quico Serrano, José Orcajo y César Pérez de la Cruz).
En el prólogo de este libro, afirma Madrigal: «Los humoristas gráficos intentamos sacar luz de las cosas buenas y malas por medio de un bisturí llamado chiste, que aplicamos aunque duela. Pero si no duele, mejor que mejor».