Durante el confinamiento, que estuve trabajando, me acordé de un poemario que tenía hecho desde los años 97/98 y algunos más tarde, y empecé de nuevo a escribir. Son poemas con un sentido realista, libre y con un toque de humor, algún hecho real y cosas curiosas que, acompañadas con café, salen mucho mejor. Con nuevas ideas y el entusiasmo que eso conlleva, este poemario es parte de una trilogía que, precisamente, tiene relación con lo que estamos viviendo y que al ver tanta generosidad entre vecinos, pueblos y países me he dado cuenta de que hay un amor más grande que nos mueve a todos, lo creamos o no, no es por ser caritativos, ni por pena, es mucho más lo que nos mueve, y he profundizado en ese misterio del amor humano, más allá de lo romántico y del ser altruista.
Y por ello, decidí hacer una trilogía: El amor más grande, Tras el amor más grande y el segundo poemario, Malva Rosa y Luna, más corto y sencillo, con el que quiere empezar a mostrar esta aventura de la que es testigo: un cambio histórico sin precedentes.