—¿Me quieres?
—Sí. Aunque hagas todo a tu alcance para que no te quiera.
—¿En serio?
—Sí. A veces, me empujas al borde del precipicio.
—¿No será más bien que ahí te encontré?
—¿Qué quieres decir? ¿Que me salvaste?
—¡Cómo eres, eh! No. Me refiero a que te gustan los riesgos.
—¿Como el riesgo de estar contigo?
—Como el riesgo de estar conmigo.
—Los riesgos son necesarios. Sin tomar riesgos no vivimos, solamente existimos.
—Como sea, aquí estamos. ¿Por qué te quedaste realmente?
—Porque hay una sola cosa que es más difícil que quererte…
—¿Ah, sí? ¿Cuál?
—No quererte.
«Querido Miércoles». Así comienzan las cartas que Natalia Missidenti, una arquitecta de origen ruso-italiano viviendo en la región de Ginebra, Suiza, encuentra durante uno de sus viajes. Intrigada en cuanto al contenido de estas cartas, escritas a mano y en español, Natalia busca la ayuda de su colega Miguel Mancera, un viudo ruso-español del que está secretamente enamorada. Natalia y Miguel, al tratar de descubrir quién es la mujer detrás de estos mensajes y quién es el enigmático «Miércoles», se van acercando uno al otro…
La autora no solamente nos lleva a lugares exóticos a través de las vivencias de los personajes, sino también y, sobre todo, nos transporta al interior profundo de sus naturalezas, ese lugar donde habita el amor, pero también los miedos.