Comencé mi aventura de escritor amateur gracias al amor por mi musa Josefa (Pepa para los amigos). Mi intención primaria era hacerle un merecido homenaje a una gran persona que un cruel cáncer de útero arrancó de mi vida. Casi sin darme cuenta, me vi engullido por el maravilloso mundo de la escritura, el investigar, el contar y el compartir. Yo, una persona sin apenas estudios, que nunca imaginé ni por un momento que sería capaz de escribir un libro. Mi carácter luchador, rebelde e inconformista me llevó por terrenos sociales, pero también a escribir el cómo y el porqué son las cosas; además de ofrecer otros puntos de vista y realidades que el poder oculta o tergiversa. Siempre vi a la sociedad como muchedumbres de personas que, entre el estrés, el abuso y la desilusión, están muy manipuladas y abocadas a la utilización más perversa. Como decía mi querida Pepa: «la realidad supera a la ficción».