Carmenchi, la protagonista de esta historia, vive una niñez libre y feliz junto a su familia y a la pandilla en un paraje idílico que la cautiva. Este entorno tan amado se vuelve inquietante a raíz de un suceso que perturba su vida. Solo puede contárselo a Suso, su mejor amigo, el único con el que es capaz de compartir secretos.
Debido a ello, ya en la pubertad, los dos se ven envueltos en una trama no exenta de peligros que precipita un desenlace inesperado.
El fruto de su amistad es un recorrido gozoso por ambas etapas en el que Suso será el puente por el que la niña se asome a la vida y descubra las realidades que los adultos se ven obligados a silenciar; en una época de represiones, dudas y medias palabras, en la que el mundo que rodea a los más pequeños es, a menudo, incomprensible y hostil.
Esta narración no es solo un canto a la vida, a la amistad y a las relaciones familiares de una época pasada; es también un relato atemporal que nos implica a todos, porque en él tienen cabida los sentimientos más íntimos: desde la ternura al odio, desde la tolerancia a la imposición, desde el gozo a la frustración, desde el sacrificio de las aspiraciones personales hasta la manifestación de los instintos más bajos.