[…] leer este hermoso relato familiar no puede generar otra cosa que admiración y una ligera envidia sana. Porque se pueden sonsacar algunos matices que a toda familia le gustaría disfrutar. Queda plasmada en la obra una calidez y un amor que parecerían difícilmente descriptibles, pero que, sin embargo, Julián, alias para los muy amigos: «Chamaquito», realiza con una técnica depurada, natural y enternecedora.
Un 27 de abril… no es otra cosa que la vida en prosa. Porque cada detalle, y de detalles está plagada la obra, no es casualidad. Detrás de cada uno de ellos hay una historia, una preciosa historia de amor, pensada siempre por Dios y escrita con verdaderas letras de oro por Julián y por Irene, junto con todos aquellos que les han precedido y todos los que plenamente enorgullecidos intentamos hacer que nuestra vida sea cada vez un poquito más parecida a la suya.