El autor, médico de profesión, revela un buen número de anécdotas que van desde situaciones cómicas a otras que rayan en lo grotesco, sucedidas mientras trataba a personas adictas a las drogas en una unidad de un hospital.
Lo hace de forma sencilla y divertida con sentido del humor y con una perspectiva no científica, sino humana, para situar al lector en los momentos en que se produjeron y en como las afrontó para que sus pacientes no las vivieran negativamente.
A nivel personal relata cómo aquellos años de contacto cercano y directo con estos enfermos y enfermas le cambiaron radicalmente su manera de comprender y especialmente de tratar a estas personas, destinando desde entonces toda su vida profesional a mejorar su calidad de vida y su reconocimiento social.
Describe también diferentes tipos de adictos a drogas con sus características más relevantes y su comportamiento durante el tratamiento, así como la situación en que se encontraban los centros de adicciones en los años en que se desarrollaron los sucesos.