Francisco de Orellana, natural de Trujillo (Cáceres) fue el primer hombre en navegar el río Amazonas en su totalidad, desde los Andes al Océano Atlántico. Tras fracasar la expedición con Gonzalo Pizarro en busca de El Dorado y El País de la Canela, con un grupo de 57 hombres, entre los que va el fraile Gaspar de Carvajal, futuro cronista de la hazaña, emprende el descenso del Amazonas en busca de comida para socorrer a la tropa de Gonzalo Pizarro. No volverá. Empujado por la fuerza de la corriente en los primeros tramos del río Napo y la oposición de la tripulación del bergantín, se inicia el recorrido del río más caudaloso del mundo, que abriría una vía de comunicación entre el Pacífico y el Atlántico.
Ningún libro de los publicados sobre el personaje, hasta la fecha, recrea los espacios de su infancia y primera juventud hasta su marcha al Nuevo Mundo. Sus imaginarias correrías por el berrocal trujillano, que, a mi juicio, forjaron una personalidad firme y decidida, ajena al desaliento. Es su aportación a un personaje de leyenda. Fantasear sobre sus cavilaciones a orillas de ese diminuto río trujillano, el Magasca, en contraste con el Amazonas, ese otro río inmenso que habría de surcar en un territorio tan extraordinario como la Amazonía.
Se incluye un estudio superficial de ese espacio inconmensurable que es la Amazonía, con su problemática actual, que afecta a todo el planeta, como pulmón del mismo. Y, finalmente, una incursión por la gastronomía de la zona amazónica, como expresión de la cultura de esos pueblos primitivos y que explica el desarrollo de esa cultura indígena hasta el presente.