Todos tenemos ese lugar en el que dejamos que nuestros pensamientos fluyan, que el tiempo pase y que el silencio nos diga las palabras que necesitamos escuchar; ese lugar en el que queremos alejarnos del mundo y donde la misma soledad nos llena ese vacío que la vida misma nos produjo al quitarnos parte de nuestro ser. El lugar donde se detenía el tiempo para Arantxa era la playa de San Lorenzo, que, a los diez años, cuando su hermana fue apartada de su familia, dejó que cada ola del mar y cada brisa escuchara sus pensamientos y se los llevara la marea. A partir de ese trágico día que cambió su vida en la ciudad de Nueva York, Arantxa fue llevada a otro país en el que, con el paso de los años, conoció el amor y el verdadero valor de la amistad. Sin querer aceptar la ausencia de su hermana, la playa fue testigo de cada momento que vivió durante su dura lucha por encontrarla; aprendió con la ayuda de su hermano, quien se convirtió en parte fundamental de su vida y de sus amigos a convertir el sufrimiento en fortaleza y a salir adelante ante cualquier circunstancia que la vida pudiera presentar. Cuando las olas rompen es una historia de amor y de entrega que nos recuerda que en la vida a veces se pierde y a veces se gana, y que depende de nosotros el enfoque que se le dé a las cosas, porque, a pesar de que la vida a veces nos arrebata lo que más queremos, siempre está la opción de mirar hacia delante y luchar por todo lo que el destino nos tiene preparado.