Yo también tengo una historia vital marcada por el azar (llena de hechos y datos irrelevantes que aburrirían a las piedras si no se adornaran con mentiras); también, un poso de dolor y un modo de sentir, tan personales e incomprensibles para los demás como lo son el resto de millones de subjetividades. Tratar de explicar en unas pocas líneas el sentido de una forma de escribir, es tanto como tratar de definir el Universo. Sólo puedo deciros que para mí la escritura es una huida, y que si existió un día concreto en el que empezó a fraguarse, ese día debió ser algo así:
El sol ilumina a los muertos;
Jim Morrison canta The Ghost Song
desde su tumba.
Encerrados
en jaulas de cristal,
todos se arrastran
cadencialmente,
aparentando sabiduría y un plan.
Yo aún estoy vivo, creo.
Me mezclo entre ellos y miro de frente
para no ser descubierto.
En este panorama desolador me refugio
en la locura para no tener que apretar el gatillo;
mi locura se llama Creación:
eso
que queda después de arrojar la libido reprimida
y deshacerse de uno mismo en favor de otro ser:
un hijo,
un poema,
a veces sólo un chorro seco y deprimente de esperma…