El Reino Celestial es el último lugar en el que esperarías enfrentarte a hordas de criaturas de pesadilla, perderte en un desierto abrasador en el interior de una embarcación tan grande como un pequeño planeta, escapar por los pelos del ataque de una criatura marina que intenta aplastarte con sus tentáculos del tamaño de trenes de alta velocidad, e intentar evitar que el mismísimo Capitán General del ejército Tenebroso rompa el hechizo de Bondad que lo ha mantenido prisionero dentro de un sello por mil años. Pues eso me pasó a mí, y todo porque mi mente guarda un terrible y oscuro recuerdo: un cristal negro como la noche, con más caras de las que se puede contar y que late como un corazón vivo. Mi misión es encontrarlo y destruirlo antes de que aquel que lo custodia sin saberlo perciba mi presencia y condene el mundo en sus tres realidades.