Francis, guitarrista, narra su biografía paralelamente a la de Ancízar, padre de su amiga Mery, también músico. Los acontecimientos están contados de manera improvisada, pero sin alterar el orden cronológico y con un inclusivo castellano iberoamericano. En ambas biografías suceden relevantes historias de amor. Alrededor del personaje narrador, abundan relaciones con matices oscuros frente al amor claro y ejemplar de Marina y Ancízar —el cual es llevado más allá del amor de pareja— transparentando en sus anotaciones un amor universal que trasciende vínculos de familia, de amigos, de recuerdo, de pueblos…Sin pretenderlo, el narrador también toca el misterio de la fe en Dios y cómo esta esencia puede estar presente en la vida de Ancízar y sus descendientes, asunto que no solo respeta, sino que se deja llevar por la religiosidad. Al final, el relato también suena a música de los principales protagonistas; puede oírse el canto de Ancízar y las melodías de una primera guitarra.