Me llamo Elena, nací en Zaragoza en 1974, y desde niña, ya en el cole, me encantaba escribir: cuentos, poemas y pequeños relatos; la lectura ha sido nuestra gran pasión en la familia.
Estudié Trabajo Social y Animación Sociocultural para formarme en el tiempo libre. He sido una amante de la montaña y los niños, siempre dedicándome al ocio y tiempo libre en la educación no formal, aunque también he trabajado con ancianos y personas con discapacidad.
Regresé de Francia para ayudar a mis padres en la puesta en marcha de un negocio importante, y ahí conecté con mi vocación comercial, estando especializados en moda infantil, puericultura y mobiliario, aprendí de mis padres la atención al público, compaginando voluntariado con infancia, adolescentes y la venta en Pedugo, nuestra tienda, donde caí gravemente enferma, entrando a la UCI en la víspera de Reyes del 97. Así conocí al lobo, lupus, quedándome a las puertas de la muerte con veintitrés años. Después, tuve que aminorar mi ritmo y aprender a conocer mis limitaciones.
A los treinta y siete años tuve a mi hijo, mi milagro, Habib, por quien me levanto. Me divorcié a los cuatro meses de nacer nuestro hijo, con tristeza y por supervivencia. De esos años me quedo con el maravilloso hijo que he criado, el aprendizaje del francés y la plena certeza de los errores que no cometeré.
Unos años después, con el apoyo incondicional de mi familia, ya tengo la fuerza, el temple y, sobre todo, la esperanza que necesito.
Gracias, mamá, siempre.
Siento, papá, haberme sentido vencida aquella noche.
Mientras cuidaba de Habib, el lobo pasaba a un segundo plano. Llevar media vida con una enfermedad sin cura, dolorosa y cruel no es tan malo, ya no, porque sin duda sé que no estoy sola, nunca más lo estaré. Y más ahora que Óscar es pilar indiscutible en mi vida y da sentido a mi familia.
Óscar, todo amor, es curioso que nos encontráramos cuando más nos necesitábamos…
Él, mi pareja, y Habib constituyen toda mi fuente de energía, y la razón de mi existencia.