Xabier y Lorea podrían simbolizar los miles –millones– de personas que han sufrido o sufren los efectos y secuelas de la violencia provocada por el fanatismo ideológico o religioso. Él intenta conocer, con esfuerzo y diligencia intelectuales, por qué su familia está perseguida y vive acorralada en un ambiente de crispación y odio que atenta contra sus vidas. Quiere llegar a los orígenes del llamado «conflicto». Ella intenta resolver, con sacrificio y renuncias personales, lo que considera consecuencias de ese «conflicto» sobre la sociedad en la que vive. Sugestionada por una ideología que, para superarlo, propugna la legitimidad de la lucha armada y de una violencia que puede llegar hasta el secuestro de personas y al asesinato. Con el tiempo, desde sus propias circunstancias y vivencias, Xabier y Lorea irán buscando alguna fórmula de redención. Desde posiciones enfrentadas, desde ideas contrapuestas, ambos se aproximan a un mismo destino. Que nunca debiera ser la desaparición ni el olvido.