El lado vil de las bestias
Sarah y Robert, o «los Lekker», tal y como los llaman sus amigos de toda la vida, son primos con un vínculo muy especial. Estos tienen un pasado lleno de aventuras descabelladas y vivencias enternecedoras. Ambos se protegen, se cuidan y aman el rock de los ochenta. Hartos de que sus respectivas madres los tachen de eternos adolescentes e inmaduros, deciden abandonar su pueblo para probar suerte en la gran ciudad: Manhattan. Ilusionados, comienzan su aventura junto a Abby, una vieja amiga que los ayuda a instalarse y les muestra su nuevo barrio, así como los garitos más cosmopolitas de la zona.
Parecía que todo iba sobre ruedas. Su mudanza, oficialmente, había sido un acierto y una buena decisión. Pero es entonces cuando el destino entra en juego y una caprichosa casualidad los sitúa en el lugar menos oportuno, en el momento equivocado. Solo hizo falta un instante, una mirada, un fugaz encuentro, para que las vidas de los Lekker cambiaran para siempre. No tardan en escuchar el nombre de Michael Cooley por primera vez, y ya no lo olvidarían jamás.
Pronto descubren el poder de ese apellido, que va mucho más allá del éxito en los negocios y la buena posición económica. El as del crimen organizado se ha cruzado en su camino, y ni siquiera son conscientes hasta que se ven envueltos en un enredo de importantes mafias. Sarah y Robert luchan por ser fuertes, por mantenerse unidos a pesar del miedo, por sobrevivir a toda costa. Comienzan a batallar contra sus peores temores y a conocer todos sus límites, pero también experimentan unos sentimientos tan intensos como incontrolables. Su mundo se ve envuelto por bandas callejeras, enemigos, inestabilidad mental y grotesca violencia. Sin embargo, procuran aferrarse al amor, confiar en posibles aliados y, a veces, creer en la humanidad de las peores bestias.