Ser poeta es una actitud ante la vida, contemplar con mirada párvula, impávida y serena el envés de las cosas, su magia y su misterio, ahondar en ellas hasta extraer su intrínseca belleza y desvelar su esencia. Ser poeta es no claudicar en la derrota, cosechar sueños y creencias, propalar la soledad. Ser poeta es desafiar al tiempo, perderse de regreso a Ítaca, petrificar las huellas. Ser poeta es invocar a la esperanza, inventariar dolores y alegrías, afrontar la oscuridad con la luz de las palabras, ser hombre en libertad.
Esta obra reúne dos poemarios escritos en dos períodos diferentes de mi vida pero que responden a las mismas necesidades: verter los sentimientos y emociones inspirados por las vicisitudes de la vida, arrebatar del olvido instantes que lo fueron todo en su momento y encontrar la mirada comprensiva del lector.