El lado noble de las bestias
Han pasado unos meses desde que Robert y Sarah abandonaron su pueblo para mudarse a Manhattan. La suerte no ha estado de su lado ni por asomo. Por el contrario, lo que empezó siendo una experiencia divertida y bonita se convirtió en una horrible pesadilla. Las redes de la mafia Cooley los atraparon a ambos, sin remedio ni opciones. Robert peleó hasta la saciedad contra sus propios demonios, pisoteó sus principios y se dejó llevar por su lado más oscuro con el fin de sobrevivir; pues su principal objetivo fue proteger a Sarah contra todo pronóstico. Esta, por la parte que le tocaba, trató de encarar los peores temores para así enfriar la mente y no preocupar de más a la gente que la quería. Sin embargo, Michael Cooley se terminó de desenmascarar con sus aberrantes acciones en forma de consecuencias, en forma de cruel castigo.
Así demuestra su poder un Cooley; toma lo quiere, impone sus propias normas y arrasa con todo a su paso. Ningún objetivo escapa del «rey de Manhattan», él siempre tiene la última palabra. No existe esperanza alguna mientras el cañón de un arma anuncia el inminente final. Es difícil apelar a la benevolencia justo a las puertas de la muerte, y mucho más creer en la nobleza de las peores bestias.