La muerte, la locura, la soledad, la insignificancia y fragilidad humana son algunos de los temas que se tocan en este pequeño libro de una manera que nos recuerda a los aforismos de pensadores como la talla de Heráclito, Nietzsche, Cioran o Caraco. A su vez, sus cuentos y poemas tienen un tono oscuro que lo podríamos relacionar, con cierta distancia, eso sí, a escritos como los de Poe, Quiroga, Icaza, Cortázar, Baudelaire o Bukowski.
Amargo, desgarrado y profundo, este libro nos lleva a los rincones más negros de una mente que refleja con su pluma un mundo en decadencia. Uno que oculta con su exceso de prosperidad y progre-so; «positividad» siguiendo al propio pensador ByungChul Han, las sombras de seres humanos trágicos; con sueños e ilusiones que yacen inexistentes en una época maldita, llamada posmodernidad.
Citando a Albert Caraco: «Volvemos al circo de Bizancio y ahí olvidamos nuestros verdaderos problemas, pero sin que estos nos olviden». Es, pues, este libro una composición lúcida sobre aquellos problemas olvidados que son, ahora, más que necesarios reflexionar, si se quiere cambiar el rumbo del mundo.