Para ti, mi vida. Vivencias y anécdotas de un penitenciario es, en esencia, un libro autobiográfico-histórico, pero es mucho más, ¿verdad?
Sí, así es. El libro contiene, no solo la trayectoria profesional del autor, sino también, la evolución histórica de Instituciones Penitenciarias a partir del año 1973. Así mismo, se hace una crítica social y política del sistema penitenciario antes y durante la transición política, situación de los establecimientos, tratamiento hacia la población reclusa, incidentes más graves etc. Además, narra, por primera vez, la historia de programas que han sido decisivos para la desintegración de ETA y para la estabilización del sistema penitenciario español
¿Cómo ha evolucionado el sistema penitenciario español desde que comenzó su carrera profesional dentro de él?
La evolución realizada por la administración penitenciaria, desde mis comienzos en 1973 hasta el año 2013, considero que ha crecido de una forma exponencial, especialmente en tres vertientes: infraestructuras, seguridad-tratamiento, y, en tercer lugar, en la formación de los funcionarios penitenciarios. Daré una explicación breve de cada uno de los puntos:
- La herencia recibida de la dictadura, en materia penitenciaria, fue, como se pueden imaginar, obsoleta, sin condiciones mínimas para el desarrollo personal y humanitario, ni de los trabajadores ni de los presos. A partir del año 1980 se inició la construcción de nuevos centros penitenciarios. Construcciones que se multiplicaron durante la etapa que dirigió la administración penitenciaria, Antonio Asunción, quien impulso el Plan de Amortización y Creación de Centros, base y motor de la construcción del resto de centros penitenciarios que, aunque el centro tipo diseñado no fuera el idóneo, a mi juicio, por cuanto se convirtió en una ciudad penitenciaria que, si bien es cierto, con este modelo se ahorrarían costes económicos, perdimos en el trato directo y personalizado entre trabajadores penitenciarios e internos. Sin embargo, supuso una mejora sustancial en las condiciones de habitabilidad y seguridad en el sistema penitenciario.
- Seguridad y tratamiento: como ocurriera con las infraestructuras, supuso una reducción importante en cuanto a los incidentes muy graves que se producían en los centros de la época. Las nuevas infraestructuras se dotaron de adecuados sistemas de seguridad perimetral que, sin duda, contribuyeron a una mejora sustancial de la seguridad activa y pasiva de las nuevas edificaciones. Así mismo, se dotaron de una estructura interior provista de todos los servicios necesarios que hicieron posible el desarrollo de un tratamiento adecuado e individualizado para todos y cada uno de los penados. Posibilitaron la realización de todo tipo de actividades: deportivas, recreativas, culturales, educativas y formativas, laborales etc.
Las mejoras progresivas del sistema penitenciario, en definitiva, fueron posibles a partir de la promulgación de la primera Ley Orgánica General Penitenciaria (LOGP), aprobada por unanimidad en el año 1979, siendo director general Carlos García Valdés. Aunque en principio, no se le dotó del presupuesto necesario para llevar a término la multitud de reformas previstas en la citada ley, es cierto que año tras año, estos recursos fueron aumentando hasta conseguir unos espacios adecuados para conseguir el fin último de la Ley, la reeducación y reinserción de los penados.
Por último, señalar que el gran despliegue de actividades de tratamiento y de seguridad, se produjo entre los años 2004-2012, bajo la dirección de Mercedes Gallizo. Destacar la creación de los módulos de respeto, unidades terapéuticas, nuevo sistema de identificación de internos, los grupos de seguimiento y control, entre otras, etc.
- Formación y adaptación de los funcionarios: Anterior a la L.O.G.P. el personal penitenciario provenía, en su mayoría, de la época de la dictadura y, por tanto, era necesario dotarles de las herramientas necesarias que les permitieran adaptarse a los contenidos de la nueva ley. El reciclaje no fue tarea fácil, porque pasar de un sistema que reconocía exiguos derechos a los presos, a otro donde, además de reconocer todos los derechos previstos en el ordenamiento jurídico europeo, desarrolló multitud de actividades, abolición de cualquier practica que implicara maltrato, falta de respeto a la figura del recluso, derecho a las comunicaciones familiares e intimas, permisos de salida etc. Unido esto, a la prohibición de prácticas poco decorosas en el ejercicio y desarrollo del trabajo, implicó una determinada resistencia que coincidió con multitud de incidentes muy graves protagonizadas por los internos, en venganza de los abusos cometidos por algún sector de funcionarios, siempre según estos. Por tanto, con la entrada de nuevos funcionarios jóvenes y la ayuda de cursos de reciclaje, la mentalidad y el quehacer diario, permitió una adaptación adecuada y progresiva en las nuevas funciones que les encomendaba la nueva Ley.
¿Ha cambiado mucho el trabajo de un funcionario de prisiones en todos estos años?
Por supuesto, imagino que se está refiriendo a los funcionarios de interior (vigilancia). Como decía, la nueva L.O.G.P. del año 1979, supuso un tremendo cambio en el mundo de las prisiones, pasaron, además de ser centros de retención y custodia, a centros de reeducación y reinserción, de verdad, con todo lo que conlleva el significado de estas palabras. El ámbito del control que debían realizar los funcionarios de vigilancia se multiplicó por diez: control de todas y cada una de las actividades que se realizaban con los reclusos en el interior de los establecimientos, control de salidas y entradas, controles en las comunicaciones familiares e intimas, controles en los permisos de salida, registros y cacheos de los internos, después de la realización de estas actividades, etc.
El aumento del trabajo fue mayor en las áreas de tratamiento que en el de vigilancia, debido a que los nuevos centros estaban dotados de adecuados sistemas de seguridad electrónicos que hacían difícil el quebranto de condena por los presos, aunque como he dicho siempre, en las prisiones puede pasar hasta lo más inverosímil.
Como decía al principio, me he referido a los funcionarios de interior, porque el resto de los funcionarios pertenecientes a las tareas técnicas, puramente de tratamiento, el gran desarrollo se produjo después de la L.O.G.P. con anterioridad existían en un número muy exiguo, aunque, por supuesto, a estos y al resto de trabajadores penitenciarios, afectó de una manera importante.
¿Se cumple el objetivo de reinsertar que, teóricamente, tienen las prisiones? ¿Qué factores influyen, en caso de que la respuesta sea no, para que no se cumpla?
¡Por supuesto que se cumple! No en el porcentaje que a los penitenciarios nos gustaría. A pesar del esfuerzo que realizan todos los trabajadores penitenciarios, no alcanzamos los niveles de reinserción deseados. Actualmente, la reincidencia está en torno al 25%. La reinserción del 75% restante, es fruto del trabajo diario de los penitenciarios, pero también, de ONGs, asociaciones y del voluntariado
Me gustaría aprovechar para reconocer el gran trabajo que realizan todas estas instituciones y, en especial, el voluntariado, en todos los centros penitenciarios.
La reinserción no solo es una obligación de los penitenciarios, debe ser de toda la sociedad y del mundo empresarial. Cada vez que un preso alcanza la reinserción, habremos conseguido que la sociedad sea un poco más segura. En muchas ocasiones, los propios internos, cuando volvían a reincidir y volvían a ingresar, me decían que, tras buscar trabajo en multitud de empresas, no lo contrataban porque habían estado en la cárcel. Estoy hablando de personas condenadas por delitos contra la salud pública, condenas a penas cortas. En general, los presos que alcanza la libertad, salen con un nivel de formación laboral alto, pudiendo competir con cualquier persona de la sociedad.
Una pregunta peliaguda: ¿cree que todos los presos se pueden reinsertar?
Es duro admitir que no en todos los casos se cumplen el principio de reinserción. Aunque nuestra obligación, a pesar de ello, sea intentarlo con todos y cada uno de los penados. Hay un sector de internos que, en función del perfil criminal que presenten, prácticamente es imposible que se reinserten: Los que se encuentran condenados por delitos de violación, agresores sexuales, etc. También es difícil la reinserción en los condenados por delitos de terrorismo, salvo que no estén agrupados. Estas experiencias las hemos vivido con los miembros de ETA, GRAPO, AL QAEDA, etc. Fue posible la reinserción a partir de la aplicación del Plan de Dispersión en mayo de 1989.
Las organizaciones terroristas ejercen un control férreo con los presos y sus familiares, a través de sus abogados y asociaciones que operan directamente con los presos, siguiendo las directrices y postulados de las organizaciones terroristas.
El Plan de Dispersión, antes mencionado, propició la separación entre los internos, en base al nivel de liderazgo y otros factores de cada uno. Gracias a este programa, la unidad de los presos terroristas, no solo se quebraba, sino que permitió a muchos de sus miembros utilizar el libre pensamiento optando por la vía pacífica, en muchos casos, frente a la barbarie y destrucción que había practicado esta organización terrorista durante muchos años. La implantación de este Plan por la administración penitenciaria, significó el principio del fin de la banda terrorista de ETA, dentro y fuera de las prisiones.
El pasado día 11 de noviembre se cumplieron 10 años del fin de ETA y 32 desde la implantación del Programa de Dispersión. En este libro se narra todo lo relativo a los motivos que fueron la causa de su implantación, quien o quienes fueron los autores de la elaboración del mismo, resultados obtenidos, y muchos más se cuenta en este libro, por primera vez.
¿Cómo recomendaría Para ti, mi vida. Vivencias y anécdotas de un penitenciario a sus potenciales lectores?
Es un libro que narra la realidad, desde la verdad, del mundo penitenciario español. Vivencias reales vividas por su autor, antes y después de la transición, con la narración de los hechos más graves ocurridos en los últimos 50 años, momentos más convulsos, secuestros, motines, asesinatos, etc. Además, narra, como se consiguió el final de ETA en el interior de los centros penitenciarios, amenazas y secuestros, cometidos por los miembros de esta organización que estaban presos.
Por primera y única vez, en este libro se cuenta por que nació y se implantó el Plan de Dispersión a internos terroristas, Programa FIES (fichero de internos de especial seguimiento), que fue la causa del fin de la violencia en los centros penitenciarios y, mucho más.
Recomiendo la lectura de este libro a todos los penitenciarios y lectores que pertenezcan al mundo jurídico y, en especial, a todos los aspirantes a ingresar en la institución penitenciaria, policía y a otras personas que les interese conocer la realidad penitenciaria desde la verdad y no desde la ficción.
¿Se atrevería con otro género literario?
Claro que sí. Escribir es algo que me gusta y relaja y, donde mejor voy a invertir mi tiempo libre que, por cierto, ahora soy rico en tiempo porque disfruto de mi jubilación, creo que merecida. Pero este extremo, lo podrán o no corroborar, los lectores después de leer este libro.
¿Algún proyecto en ciernes?
Actualmente estoy escribiendo una historia real novelada.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
Me gustan las obras de suspense, basadas en hechos reales e históricas.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Sí, en varias ocasiones y, en todos los casos, positivos.
¿Quién es?
Juan Antonio Marín Ríos nacido en Peal de Becerro, Jaén, en 1951. En su carrera como funcionario de Instituciones Penitenciaria ha sido director de varios centros penitenciarios: Nanclares de la Oca (Vitoria-Gasteiz), Madrid II (Alcalá-Meco), Segovia, Málaga y Jaén. En la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha desempeñado varios puestos directivos, siendo el último el de director de seguridad interior y gestión penitenciaria, compatibilizándolo con el de responsable del área penitenciaria en el extinto Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA).
Profesor en la Escuela de Formación de Instituciones Penitenciarias y de la Policía Nacional, así como en centros de formación de otros países: Rumanía, Polonia, Colombia, etc. Miembro de varios tribunales de oposiciones para aspirantes al Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias. Ha impartido conferencias a jueces y fiscales de vigilancia penitenciaria, y como ponente en diferentes jornadas.
Por último, ha sido coautor de cuatro manuales, dos editados por el Centro de Publicaciones del Ministerio de Justicia (Seguridad en los Centros Penitenciarios, y Recomendaciones para la resolución de secuestros e incidentes graves en los Centros Penitenciarios), y otros dos editados por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, de carácter interno y confidencial (Detección y Control de la Radicalización en los Centros Penitenciarios, ediciones 1.ª y 2.ª). Los dos primeros manuales fueron reseñados en la sección de bibliografía del Boletín de Información Penológica del Consejo de Europa núm.18, diciembre de 1993.