La paella, entre otros muchos buenos manjares, es exquisita. Pero la mejor receta que conozco es la que se compone de estos tres ingredientes principales: Número 1: Poner siempre a Dios en primer lugar en todo lo que hagamos, pues ese gesto de mantener a Dios en nuestras vidas nos hará más humildes. Número 2: Hacer lo que nos apasione, no teniendo miedo a fallar ni a soñar a lo grande, con metas claras y siendo disciplinados.
Intentando fijarnos un objetivo cada día. Teniendo muy presente que hacer muchas cosas no significa que las estemos realizando, pues podemos correr mucho tiempo en el mismo sitio, sin avanzar. Y es que hay quienes confunden movimiento con progreso.
Y número 3: Cuidando a cuantos nos rodean con amabilidad, pues ayudar a los demás no se compara con nada. Y si, además, les enseñamos algo bueno, ellos mismos tendrán a su vez la posibilidad de enseñar a otros. Sin olvidar que nuestro «yo superior y nuestro yo inferior» se manifiestan de manera muy diferente, siendo las sensaciones que experimentemos las que nos indicarán en cuál de ellos estamos.