<<Cómo alguien tan insignificante, desde una posición tan desfavorecida, fue capaz de originar un cataclismo>>.
Alina abandona su casa natal siendo aún una niña, dejando atrás un pasado de abusos y explotación para adentrarse en un territorio abominable, caracterizado por la corrupción y la bajeza moral. En su recorrido, visita las más bajas estancias de la abyección humana, experimentando un proceso personal de degeneración inversa: de la precoz perversidad, a la virtud mediante el dominio de la voluntad de sus semejantes.
Relato inquietante sobre la pérdida temprana de la inocencia, Aliena invita a la reflexión acerca del origen del mal y su capacidad para ocultarse bajo la apariencia de los seres más desvalidos. Los elementos de corte gótico y el tinte obsceno que impregna cada escena, nos adentran en un mundo imaginario rabiosamente similar al nuestro, una sociedad en proceso de descomposición, avocada a una <<normalización de la tragedia>>, donde lo macabro y lo burlesco se mezclan de manera indisoluble.
En la novela, el escaso valor de la vida, el acecho de la muerte, en un entorno dominado por las pasiones y la ausencia total de valores, hacen que el lector acabe por tomar parte, justificando la venganza como solución última, quizá seducido ya por el veneno moral que destilan sus páginas.