Escribo a diario. Escribo porque es la forma más natural que encuentro de expresarme; porque me obliga a pararme, a encontrarme en un ejercicio íntimo de introspección, a reflexionar, a pensar. A mirar hacia dentro y encontrar cada palabra. Porque me obliga a opinar, a no callarme. A reírme de mí y de los otros.
Escribo y escribiendo llegué a la poesía. Me interesa porque estamos mi cuaderno y yo. Me obliga a desnudarme, a revolver mi esencia, a hurgar en las emociones, a vaciarme. A construirme después, desde los anhelos y las ambiciones, también desde los desengaños y las frustraciones. Es un ejercicio de resiliencia y de crecimiento.
No hay nada mejor que lo que no se sabe son unos cuantos versos despeinados porque ya dejé atrás el corsé de la gomina, de las normas sociales, para soltarme la melena, para desencadenarme, para ser greñudo y más libre.
No busco métricas. Me interesan más la musicalidad y el ritmo de las palabras, de los versos, los acentos.
vierruiz