Siempre he sido diferente. Desde que tengo uso de razón he necesitado la escritura para poder paliar todo aquello que llevo por dentro. Y Diario de un exoplaneta es el intento de encarnar mi lado más visceral e irracional, para conseguir que todo duela un poco menos. Y de paso, legarle al mundo la visión de alguien a quien han intentado recluir en un sistema donde no podía orbitar. Un exoplaneta, que ha tardado años en descubrir que lo era.
Me he echado varios pulsos con el sistema, le he lanzado dagas sin ton ni son, con poco miedo de que se tornen en mi contra. He sangrado ahí dentro, me he dejado llevar por la pasión y he relatado decenas de momentos que en su momento me dejaron sin palabras. Le he hablado a quienes quiero, he agradecido cada paso que doy mientras te contaba el miedo que me ha generado darlos. Te he invitado a vivir y, acto seguido, te he dicho que vivir es una mierda. Pero estas son las reglas del juego de la mejor forma en que las he podido redactar. Que comience la partida, ahora que sabemos que jugamos con el viento en contra.