Se dice que los vencedores escriben los libros de historia, pero, si eso es verdad, estos suelen olvidar sus fracasos. «La historia no la hacen los hombres, sino las grandes causas». En ocasiones, el esfuerzo del valiente no es reconocido más que por aquellas increíbles gestas que fueron contadas de padre a hijos y de hijos a nietos. Indomitus ha sido el título por el que me decidí para bautizar a mi obra. En latín, indomable. No por ser salvajes, bárbaros ni animales, sino por demostrar una increíble fuerza de voluntad, capaz de superar cualquier obstáculo, bajo cualquier circunstancia. El impulso interno los llevó a vencer y a lograr frenar una de la invasiones más cruentas de la historia. Su devoción por la libertad y la preservación de su tierra los hizo en cuerpo y alma admirables.
Nadie carece completamente de esta capacidad porque no podría sobrevivir.
No podría encausar su vida en ningún aspecto.