José María Santos Blanes y Pablo Ángel Gil Morales se conocieron en 1989, cuando coincidieron como profesores en el IES Las Salinas de San Fernando (Cádiz). Muy pronto, a su común gusto por la francachela, la incursión y el chascarrillo profesional, se les sumó su inquietud por el banal panorama cultural imperante, lo que les decidió a colaborar en proyectos que casi nunca tuvieron un final presentable o mínimamente elogiable. Optaron por extrañas amistades y reuniones en sus domicilios o en cutres bares de barato menú, donde surgieron más abortados proyectos. De este modo, nada aportaron o consiguieron para contrarrestar la invasión de la telebasura y de la memez. Casi ningún alumno, de los muchos que pasaron por sus manos, los recuerda. Así que puede decirse con bastante tino que no se merecen ningún homenaje, y que tan solo ellos rememoran con enigmático placer aquellos improductivos tiempos. No obstante, aquí siguen, empeñados en criticarlo todo y en ser amigos hasta el final. No se puede entender tanta perseverancia hacia lo poco interesante.
P.A.G.M.