Cuando un caluroso día de julio de 1581 doña María de Porras, esposa del licenciado don Diego de Salas y Barbadillo, alumbra al primero de sus hijos en una de las casas de su propiedad de la vieja Morería madrileña, nadie podría imaginar la azarosa aventura biográfica que esperaba al recién nacido.
Todo parecía presagiar un futuro venturoso. Tras recibir en los primeros años de su vida la educación que su clase exigía, posteriormente pudo estudiar Filosofía en la Universidad de Alcalá y Derecho Canónico en la de Valladolid. Pero la muerte de su padre en 1603 cambia el rumbo de las cosas, y el joven Alonso debe hacerse cargo, como primogénito, del negocio paterno: solicitador de los negocios de la Nueva España. Actividad muy lucrativa, aunque muy estresante, que no parece llenar las aspiraciones del joven madrileño, más aficionado a la cosmografía, los cenáculos literarios y los líos amorosos que a los aburridos tratos comerciales.