En estos últimos años, nos hemos defendido de un peligroso virus que afecta a nuestra salud física, pero no hemos prestado mucha atención, ni tomado precauciones, ni inventado vacunas para otros tipos de virus que afectan a la salud mental y social. Los populismos, nacionalismos, sectarismos, fanatismos y otros «ismos», que han ocasionado guerras cruentas en siglos pasados, resurgen de nuevo con fuerza en pleno siglo XXI y constituyen una seria amenaza para la salud de las democracias.
En el «nombre del pueblo» se han cometido enormes atrocidades a lo largo de la historia y siempre se ha manipulado a los pueblos. Proponemos que las ideologías se traten como sistemas vivos similares a los virus, utilizando un paradigma de Idea Integrada, para el tratamiento conjunto de ideas y valores.
El pensamiento sistémico se anuncia como una vacuna respecto a estos virus mentales y sociales, al representar un nuevo enfoque integral de los problemas, desde sus diferentes perspectivas. Se trata de actuar sobre los anticuados conceptos dicotómicos y antagónicos, mediante una base holística y ética. Con este enfoque sistémico se ofrecen algunas recetas contra las ideologías cerradas, tales como el Modelo de Sistema Viable de Stafford Beer, entre otras.
Se propone como iniciativa el diseño de una Escuela de Democracia, así como algunas hojas de ruta para la construcción de modelos y pactos para la transformación de las sociedades.
«España pasa de democracia plena a defectuosa en el último año». (The Economist)
Con que se dejara de hablar de izquierdas, de derechas y de progresismos, como armas arrojadizas y de llamar fascistas a los opositores políticos para descalificarlos, habríamos dado un gran paso hacia un discurso más democrático.
En resumen, se propone integrar algunas nociones hasta ahora dispersas y que deben contemplarse conjuntamente: las ideologías, las democracias, el cerebro y el enfoque sistémico. El cerebro es el primer ecosistema que debe ser sostenible:
«Cambiemos las mentes, no el clima». (UNESCO)