A mediados del siglo XX las migraciones internas del país fueron masivas. Al exilio interior y a la melancolía de las personas desplazadas se sumaba una fuerte lucha por la integración en los lugares de llegada; a veces difícil de lograr.
El argumento central de la novela es la relación de una menor de edad recién llegada a Jaleche –población ficticia– a mediados de los años setenta, y de un hombre maduro veinte y dos años mayor que ella. Será un choque frontal entre una educación del «amor romántico» y el despertar de esta joven con deseos de experimentar en un mundo desconocido. Una historia de amor apasionada, caótica, perversa y triste es el resultado de una relación prohibida en los coletazos de una larga Dictadura.
Es muy probable que en esta novela se reconozcan muchas mujeres que buscaron su propia identidad a golpe de contradicciones. Andrea escribirá un día en su diario: «(…) esa educación, que tanto a ella como a mí, será muy probable que nos impida ser mujeres libres y también ser mujeres felices».
Y de fondo, en sus tramas, aparece el despotismo y abuso de un poder oligárquico practicado por personajes oscurantistas en el marco de una incipiente transición política, no exenta de violencia y acciones sangrientas.