Emilia Alonso Caparrós (Larakeep) nació en Vera (Almería), España, el 16 de noviembre de 1948 en su casa de la calle Presbítero Alfredo Almunia, n.º 20, siendo la menor de cinco hermanos y contando ya sus padres con cierta edad, por lo que muy probablemente ni deseada ni esperada; así llegó.
Hija de Emilio Alonso Molina, comerciante, y Julia Caparrós Oliva, amante de la pintura, la literatura y la música; tocando el piano con unas manos tan delicadas que logró enamorar a Emilio.
Fueron sus abuelos paternos, José y Damiana, gente buena y sencilla; y maternos, Diego Caparrós Pastor, que no dudó en la adquisición de unas casas para su derribo y construcción de una calle para beneficio del pueblo de Vera, calle que hoy día lleva su nombre, y Emilia. Ambos, comerciantes en Vera.
Cursó estudios de Bachillerato en lugares tan dispares como:
– Colegio de monjas de Cuevas del Almanzora, Almería.
– Colegio El Pinar de Nuestra Señora, entre Valldoreix y San Cugat del Vallés en Barcelona, del que guarda un grato recuerdo difícil de olvidar.
– Terminando en el Colegio H. H. Carmelitas de Murcia, en el que hizo amigas tan entrañables que la amistad con ellas aún perdura.
Marchó a Madrid con la intención de estudiar Medicina, su vocación, residiendo en la calle Velázquez en la Residencia de las Madres Dominicas, cursando estudios preuniversitarios en el instituto Beatriz Galindo, donde tuvo el honor de ser alumna del ilustre escritor y poeta Gerardo Diego.
Por asuntos del amor y esas cosas de la vida, volvió a Almería a estudiar lo único que había: Magisterio.
Hizo las prácticas en varios colegios públicos, ejerciendo de interina en otros tantos. Se casó y tuvo tres hijos: Pedro José, que le dio dos nietos, Pedro y Pablo; Emilio José, que tuvo a Kai y Naia; y M.ª del Rocío.
Después de unas vueltas de la vida, tomó una bifurcación en la que acabó trabajando en la AEAT de Almería, gozando mutuamente del cariño tanto de contribuyentes como de compañeros y amigos.
Llegó la deseada jubilación el 16 de diciembre de 2013, y desde entonces disfruta de sus pasiones, tantas que serían largas de enumerar.