Bernardino López de Carvajal nació en Plasencia el mes de agosto de 1456, siendo el segundo hijo de Francisco de Carvajal y Trejo, II señor de Torrejón el Rubio, y de su esposa Aldonza de Sande González.
En Salamanca, obtuvo el grado de maestro en Teología el año 1480 y luego fue elegido rector de la universidad. En 1482, marchó a Roma como agente del cardenal Pedro González de Mendoza. Volvió a España en 1486, como legado pontificio, hasta finales de 1488.
Regresado a la Ciudad Eterna, Bernardino recibió sucesivamente los nombramientos de obispo de Astorga y Badajoz. El 27 de marzo de 1493, fue nombrado obispado de Cartagena y, por petición de Isabel de Castilla, el 20 de septiembre resultó proclamado cardenal de los Santos Marcelino y Pedro; siendo nombrado presbítero de “anta Croce in Gerusalem el 2 de febrero de 1495.
En 1498, Carvajal intercedió ante el Alejandro VI para que Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón recibieran el título de «Reyes Católicos».
En connivencia con Luis XII de Francia, el 27 de marzo de 1493, Carvajal y otros cardenales convocaron una asamblea cismática celebrada el mismo año, calificada por Julio II como «Conciliábulo de Pisa». Tras los arrepentimientos formulados durante el V Concilio de Letrán, Carvajal y los demás purpurados rebeldes recibieron el perdón de León X, que les restituyó en sus dignidades.
Bernardino López de Carvajal murió en Roma el 16 de diciembre de 1523. El cardenal y obispo placentino dejó tras de sí una vida dedicada a actividades religiosas, políticas, culturales e incluso militares, prestando importantes servicios a la Iglesia y a la Corona, aunque no siempre se mantuvo fiel con ambos poderes; en todo caso, merece ser considerado «ilustre personaje del Renacimiento».