La historia de Layo en el instituto ha sido extraída de la realidad en su mayor parte, ubicada en un instituto de Hospitalet de Llobregat, en Barcelona. Está basada en hechos reales, con un toque final de fantasía como la vida misma. Desde lo que se dice en clase, hasta la excursión a Colliure (Francia), pasando por los pensamientos, sentimientos, libros de lectura y llegando a los propios personajes. Todo real.
Hay que señalar que los nombres de alumnos fueron ligeramente modificados, pero manteniendo su propia forma de ser, su propia idiosincrasia. Idiosincrasia, esa palabra tan fea como muy utilizada por los que quieren aparentar saber. Son las apariencias.
Aquí se relata todo un año al completo de tres amigos (Quique, Emi y Santi) en su clase de alturas, en el último piso del insti. Están en 4º de la ESO. Tamara, una de las alumnas, tiene una brillante idea: crear su propia novela. Ser ellos los protagonistas.
La novela comienza con un Quique despertándose y su madre que le llama para comenzar las clases. Pero el protagonista no tiene ni idea de qué día es, ni adónde tiene que ir. Está perdido desde el principio. Lo que sí quiere es desayunar.
En realidad ahí no se aprende nada, pero ellos lo van a pasar muy bien, en todo un año de emociones, desengaños y humor. Y, por qué no, amor. Vendrá un nuevo profesor que les hará ver las cosas de otra manera, que no será como los demás y que posiblemente pague por todo ello. Porque la diferencia tiene un precio.
No dejes de leer esta novela corta y amena, ilustrada por Vamp y dedicada a los que no tienen voz, porque justamente son ellos los verdaderos protagonistas: los alumnos.