Desde que en julio de 2013 me dijeron que tenía cáncer de colon, durante los siete largos años siguientes he convivido con ese mal tan cruel; primero, con las diversas pruebas y los tratamientos radiológicos y de quimioterapia previos a la intervención quirúrgica en diciembre de ese mismo año, incluida la colocación de la bolsa en el costado y su posterior retirada un año más tarde, otras posteriores a la extirpación; después, en el hospital Torrecárdenas, con más pruebas e intervenciones debido a la metástasis detectada en septiembre de 2015 en el hígado y de la cual fui intervenido en mayo de 2016; y, como no hay dos sin tres, en la revisión de oncología de Torrecárdenas del otoño de 2019 me fue detectado un nódulo pulmonar que, tras la biopsia, fue considerado como metástasis pulmonar, y que fue extirpado en el Virgen de las Nieves de Granada en plena pandemia (abril de 2020).
Tras aquella primera intervención quirúrgica de 2013, ha habido, hasta ahora, otros episodios clínicos: colocación de un Port-a-Cath (2015), hernia inguinal (2017), hernia de estoma (2019) y retirada del Port-a-Cath (2022). Por suerte, tres meses después de aquella, hasta hoy, última intervención quirúrgica, me dijeron que en mi cuerpo había «ausencia de enfermedad».
Por todo ello y a pesar de lo duro que es haber pasado por esas situaciones clínicas, físicas y mentales, me siento una persona muy afortunada por haber superado esas adversidades y muy agradecido a las personas que me han ayudado a ganarle la batalla al cáncer y a sus metástasis: a los sanitarios, a la familia y a las amistades. La sanidad española, aun siendo de las mejores del mundo, precisa de una mayor inversión, tanto en personal cualificado como en investigación, para no solo ganarle la batalla al cáncer, sino para erradicarlo definitivamente. Estoy plenamente convencido de que si desde la infancia nuestros hábitos de vida fuesen saludables, nuestra calidad de vida sería mucho mejor para todos y, para ello, deberíamos practicar la dieta mediterránea. Por eso digo que hay que vivir el presente, porque vivir solo se vive una vez, y la otra vida nadie sabe cómo es. Y si siempre es pronto para morir, que a nadie se le haga tarde para prevenir y para vivir.