ANOTACIONES EN MI GUÍA DEL CAMINO
-Pues ya estaba en Roncesvalles, con sus lejanos ecos guerreros y sus latines cantados frente a los altares. Es lugar este que con solo pronunciar su nombre te invade una extraña paz interior, de tan hermoso sonido. Roncesvalles, qué de bosques umbrosos y montañas pobladas de historias y leyendas, corazón indiscutible de unos pirineos que aquí hincan sus rodillas ante la proximidad de su poderoso señor, el Cantábrico.
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-Tras Pamplona se acabaría imponiendo, durante varias semanas, la España soleada y calva de los ocres y marrones.
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-Se practica en la ruta Jacobea un antiguo modo de saludarse, una costumbre dictada por los siglos. Pueden cambiar las palabras, pero el mensaje es idéntico.
En la actualidad, suele adoptar la forma de «Buen Camino», mientras que, en pasado medieval, según cuentan, era «Ultreía», que literalmente es más allá. Viene a ser una forma de darse ánimo. Bonito, ¿no? Tesoros del Camino.
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-Soy de esos hijos del Camino que tiene la intención de morirse de viejo en algún asilo, mientras acaricia el nácar de la concha bajo la almohada pensando
en la mejilla de la guapa enfermera de turno.
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-Justo ahí radica el problema de muchos peregrinos, sobre todos los de fuera.
Se creen que el Camino de Santiago es cruzarse un Nepal mediterráneo. Aún con sus paréntesis pedregosos y escarpados, la mayor parte de la ruta jacobea se reduce a un laberinto de arcenes, pistas forestales, caminos rurales y andaderos junto a las carreteras. Lo demás, fantasías de escalador dominguero.
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-Una excursión a pie debe emprenderse en solitario porque su esencia es la libertad; porque uno debe poder detenerse y continuar, seguir un camino u otro a su antojo; y porque uno debe poder ir a su propio ritmo y además uno debe estar abierto a todas las impresiones y dejar que sus pensamientos adquieran el color de lo que ve.