La obra narra la historia de la pintora Camila Guidú, que desde su infancia muestra una necesidad imperiosa de ser libre en sus decisiones. Primeramente, a esa edad temprana, consiguiendo desarrollar su vocación; después, más adelante, cuando en su juventud configura sus ideas sociales y políticas, se involucra en la lucha por lograr vencer un régimen autocrático, sin libertad para desarrollar las iniciativas que ella, junto con otros muchos artistas, así como el resto de ciudadanos, veían minimizadas.
Más adelante, cuando la lucha política desemboca en la consecución de la democracia, se implica de lleno en la formalización de un régimen de libertades.
Su labor como pintora evolucionó de manera ostensible no solo en su país, sino también a nivel internacional; tanto fue así que su honestidad la condujo a plantearse ciertas cuestiones dentro de su implicación política y a tomar decisiones trascendentales para su vida.
En sus relaciones sentimentales, mantuvo su espíritu libre y fiel en la búsqueda del amor. A veces creyó encontrarlo, aunque al final, después de ciertas experiencias en las que trató siempre de adquirir consecuencias enriquecedoras, siguió buscando la felicidad que siempre mereció.