Al autor de esta obra, que nació en plena II República, se le inculcó la afición a la escritura desde bien joven de la mano de un profesor de literatura que lo alentó, junto con otros discípulos, a escribir un diario personal. Después, durante su vida laboral, trabajó muchos años en Recursos Humanos, viéndose obligado a escribir asiduamente y buscar cada vez la palabra exacta para definir lo que quería expresar, evitando dar pie a falsas interpretaciones, y es que se abusa demasiado del se sobreentiende. En esta situación, cada cual interpreta lo que más le conviene. Siempre tuvo muy presente la anécdota de Federico García Lorca ante una expresión de Ramón Darío. El Nobel había escrito: «Qué púberes canéforas te ofrenden el acanto», ante el cual García Lorca respondió: «Precioso, aunque solamente he entendido qué».
Jubilado desde el año 2000, en la actualidad Preboste del Capítulo Nobiliario de los Hombre y Madonas del Principado de Catalunya, entidad creada por el Conde Soberano de Barcelona Borrell II en el año 986. Promociona el Certamen Nacional de Poesía Catalana y preside el jurado calificador del mismo, que se celebra anualmente en su ciudad de Viladecans (Barcelona). Ha sido distinguido en varias ocasiones como mejor poeta local en otros concursos celebrados en dicha ciudad.