El Ricardo y el Guiri son dos adolescentes que sufren graves problemas familiares, destacando la muerte de seres queridos. Siendo aún unos niños, se enrolan en los mundos del narcotráfico y del contrabando. Los dos destacan por su carisma, rebeldía y autenticidad, y aunque se sienten muy desdichados, nunca pierden la nobleza. Sin embargo, en el mundo en el que se mueven, no todos tienen sus mismos valores. Por eso mismo, el Flores, el mayor contrabandista y narcotraficante del barrio, los acaba expulsando de su organización y jura represaliarse con cualquiera que se atreva darles trabajo. El Ricardo y el Guiri no pretenden dejar el que ya consideran su oficio y convencen al Pirri, el líder de otra organización, para que les dé trabajo como piloto y copiloto de lanchas que transportan hachís desde Marruecos y, además, para vengarse de un chivatazo que sospechan que el Flores dio sobre un alijo del Pirri.
Para Ricardo, una de las pocas cosas que merecen la pena fuera del mar es Luis, su hermano pequeño. Sus amigos, el Guiri y el Pirri, también mantienen un romance con el mar, en gran parte gracias a él, que les dura años y años.
El pequeño Luis se hace adolescente entre trifulcas, ajuste de cuentas y decepciones. Como para su hermano, el Guiri, el Pirri y su mujer, Carmen, la vida nunca es ni mucho menos fácil, pero, como estos, él está hecho de otra pasta y se mantiene firme y rebelde por siempre.