Cuando tu alma se rompe en pedazos y sientes el miedo en cada parte de tu ser, tu cuerpo se bloquea por completo. Llegas a una zona que no conoces… más allá del miedo, más allá… de todo lo conocido.
Respiras ese miedo y se apodera de tus entrañas, sabrás que no será una lucha fácil.
Si de repente tu vida cambia por completo y te sitúa en primera línea de la batalla, solo te queda luchar. Quizás no tengas armas, ni sepas a qué te enfrentas, pero ese temblor que paraliza tu cuerpo te susurrará que son unos fantasmas tan enormes que no hay rival que los destruya. Tan solo el arma más poderosa podrá alejarlo de las personas que quieres: el amor incondicional.
El bullying es un fantasma que cada día se hace más grande en nuestra sociedad y que sin darnos cuenta, a veces, alimentamos. Este fantasma entró en mi casa y nos destrozó por completo. Creí perder a mi hijo.
Es difícil volar herido, yo tenía un ala rota, pero mi hijo tenía las dos.
Hoy sé que de esto se sale con ayuda profesional y amor incondicional. Que la vida te pone en situaciones límites para enseñarte que solo tú puedes llevar el timón, y, aunque navegues en un barco fantasma, si consigues timonear con fuerza en esa tempestad… volverás a ver un mar en calma y un sol renacer cada día.
Esta es la historia de mi hijo, que se hundió en esas olas y aprendió a nadar. Surcó mares enteros y recuperó el timón de su vida.
No dejemos que este fantasma destroce a más chavales. Nuestra sociedad tiene una labor fundamental. ¿Me ayudas?