Ya terminada esta narración que me tuvo pegado al teclado de mi ordenador durante tres meses largos, ¡¡ALELUYA!!, ya vuelvo a mi vida cotidiana dando mis paseos mañaneros por el barrio típico de pescadores, Cimadevilla, aquí en Gijón. Me encuentro de vez en cuando a RUFO EL PESCADOR, ya no tiene el pelo largo y muy negro como el carbón, pero a pesar de los años siempre
va sonriendo y con buen humor (Manolo Díaz).
Luego continúo por mi playa, la de San Lorenzo, la de mi niñez, mi juventud. Ahora la de mi madurez, en ella nunca he logrado encontrar ROSAS EN EL MAR (Aute), pero sí que alguna que otra vez a mis manos llegaron con sus correspondientes espinas.
Tengo amigos que me quieren de verdad. Siempre me dirán: «ERES por tu forma de ser conmigo lo que más quiero» (Napoleón), que cuando yo estaba abierto a EL AMOR me empuja a ser malo y me dejaba hecho mierda (Pérez Botija). Estos buenos amigos me decían: «BRINDAREMOS POR TI, que mañana verás que es mejor olvidar que llorar por amor» (Perales).
Al amor ya le cerré las puertas, lo he pasado muy mal; unas veces porque me dejaron, otras por tener que dejarlo yo. Esta última vez, fui yo quien lo dejó por sus DESLIZES: pues solo espiando descubrí la realidad (Massiel).
Salgo alguna que otra vez a tomar una copa con mis colegas al sitio de «ambiente» de aquí en Gijón, el BGB. Se pasa igual de bien que en el NOA-NOA: donde todo es diferente bailarás toda la noche sin fin (Juan Gabriel).
En fin : por estas cosas y por vivir ¡¡¡ALELUYA!!! (Aute).