Desde Monterde de Albarracín, Rubén, Violeta y su hija Libertad marchan hacia el exilio en Toulouse (Francia) en el año 1948, buscando la paz que se les niega en su tierra como perdedores de la pasada Guerra Civil. Allí, intentarán recomponer sus vidas y no será nada fácil. Incluso, Rubén deberá volver a España para rescatar a varios refugiados anarquistas en peligro de muerte. Poco a poco, se irán asentando en su nuevo país, aunque mantendrán una invisible conexión con su patria chica en la Sierra de Albarracín. Años más tarde y tras varias vicisitudes, Libertad y su compañero Gabriel regresarán a España. Fijarán su residencia en Benimaclet, donde crearán un nuevo hogar al calor de los movimientos sociales que se forjan en ese barrio valenciano entre mediados de los años setenta y comienzos de los ochenta, por otra parte, muy similares a los del resto del país. En la huida hacia adelante que iniciaron con la vuelta a España, correrán un sinfín de peligros en Teruel y la Sierra de Albarracín que afectarán a sus propias vidas y, sobre todo, en Valencia con la aparición de la Orden de Thule, una guerrilla urbana de extrema derecha. Además, las discrepancias ideológicas que mantienen llegarán a enfrentarlos poniendo en riesgo su relación como pareja. Todo ello, les sumirá en una crisis de identidad y les hará replantearse cuestiones profundas que habían marcado sus propias vidas, precisamente, en «El lugar donde nacen las sabinas».