Cuando empezó la pandemia de la COVID-19, y motivado por otras muchas personas que hacían lo que mejor sabían hacer para entretener a amigos y vecinos, cantantes y músicos que nos hacían la vida en casa un poco más entretenida, deleitándonos muchos de ellos desde su balcón, empecé a escribir sentimientos en forma más o menos poética a través de las redes sociales, dejando al descubierto una faceta de mi vida que apenas nadie conocía.
Estos poemas intentan transmitir y dar forma al caos sentimental que a veces me baila por dentro, al exceso de sentimientos que necesitamos sacar al exterior para aliviar el alma y dejar que vuelen en libertad y puedan llegar a otras personas para que también lo sientan. El corazón siempre sorprende; incluso cuando menos te lo esperas se puede poner a dictarte palabras y darles forma de poema.
Quiero agradecer a todas las personas que me han animado a darle vida a este poemario. Y sobre todo a las que han dedicado un tiempo de su vida para engrandecer mis poemas con sus bonitos comentarios. Como siempre digo, las palabras que escribo son el reflejo de los sentimientos que algunas personas me hacen sentir.
«Ninguna de las mejores sorpresas y alegrías que me he llevado en la vida estaban envueltas en papel de regalo».