Grimmelshausen publicó en 1669 su Simplicius Simplicissimus, novela picaresca alemana por excelencia y primera no española del género, con la que suscitó un enorme interés entre los ávidos lectores. Animado por el gran éxito, publicó al año siguiente La pícara Coraje, réplica antimachista y venganza femenina contra Simplicius, arrogante personaje monopolizador del protagonismo pícaro.
Bertolt Brecht, con su gran maestría, supo plasmar en su Madre Coraje y sus hijos (1939) uno de los personajes teatrales más humanos de todos los tiempos: la madre, la mujer doliente, un grito sordo en medio de los estruendos de la guerra y sus consecuencias sobre todo para «los de abajo». Tal vez el texto dramático más representado en el s. XX.
Libushka, por mal nombre la Coraje, es el ejemplo de una brava mujer con redaños, como su insultante y sexista apodo indica, a la que tocó vivir intensamente la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
De esposa de varios oficiales a mosquetera rasa, amoral, delincuente, prostituta, gitana trotamundos… nos muestra por medio de sus audaces aventuras un cuadro realista de la época a lo largo de su itinerario en aquella larga guerra europea.
Y claro, a su modo, reivindica con firmeza en esta pieza teatral su lugar como mujer en la sociedad